Disfunción Eréctil: Qué es, por qué ocurre y cómo solucionarlo

Si alguna vez has tenido problemas para lograr o mantener una erección, no estás solo. La disfunción eréctil (DE) afecta a muchos hombres y, aunque suene intimidante, suele tener solución. Aquí te explico de forma clara qué la provoca, qué puedes hacer y cuándo es momento de acudir al médico.

Causas más habituales

La DE no siempre tiene que ver con la falta de deseo; a menudo es cuestión de vasculatura, hormonas o estrés. Entre las causas físicas más frecuentes están la diabetes, la hipertensión y la aterosclerosis, que dificultan el flujo sanguíneo al pene. Los niveles bajos de testosterona también pueden interferir. En el lado psicológico, la ansiedad de rendimiento, problemas de pareja o depresión pueden bloquear la respuesta eréctil.

Otros factores que se pasan por alto son los hábitos de vida: fumar, consumir alcohol en exceso o llevar una dieta alta en grasas saturadas. Los medicamentos para la presión arterial, antidepresivos y algunos tratamientos hormonales pueden tener la DE como efecto secundario. Identificar la raíz de tu problema es el primer paso para elegir el tratamiento adecuado.

Tratamientos y medidas prácticas

Una vez que se conoce la causa, hay varias vías de acción. Los inhibidores de la PDE5, como el Viagra o Cialis, son la primera opción para muchos y funcionan mejor cuando la causa es vascular. Si la DE tiene origen hormonal, la reposición de testosterona puede ayudar, siempre bajo supervisión médica.

Los cambios de estilo de vida también son cruciales. Dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y adoptar una dieta mediterránea rica en frutas, verduras y pescado mejora la circulación y, con el tiempo, la función eréctil. El ejercicio regular, especialmente cardio, aumenta la producción de óxido nítrico, una molécula clave para la erección.

Para los que buscan alternativas más naturales, suplementos como el L-arginina, el ginseng o el extracto de yohimbina pueden aportar un impulso, aunque sus efectos varían. Siempre consulta al farmacéutico o al médico antes de combinarlos con medicación recetada.

El aspecto mental no debe subestimarse. Técnicas de relajación, terapia cognitivo‑conductual o, simplemente, hablar abiertamente con la pareja pueden reducir la ansiedad y devolver la confianza. A veces, una sesión con un sexólogo o psicólogo especializado marca la diferencia.

Recuerda que la DE es tratable en la gran mayoría de los casos. Si los remedios caseros o los cambios de hábito no bastan después de unas semanas, agenda una cita con tu médico. Él podrá hacer pruebas, ajustar dosis o proponer terapias de segunda línea, como las inyecciones intracavernosas o los dispositivos de vacío.

En definitiva, la clave está en actuar pronto, combinar tratamientos médicos con hábitos saludables y no dejar que el tema se quede en silencio. Con la información correcta y el apoyo necesario, volver a disfrutar de una vida sexual plena es totalmente posible.